Este año el lema del Día Mundial del Sueño (18 de marzo) es: “Dormir bien es un sueño alcanzable”. Y aunque no sea algo de lo que se hable mucho lo cierto es que los trastornos del sueño actualmente suponen un importante problema global que amenaza a la calidad de vida del 45% de la población mundial. Si no dormimos bien nuestra salud se puede resentir y repercutir en nuestra vida diaria, como es lógico. Pero, ¿cómo podemos mejorar la calidad de nuestro sueño?
La base para lograr un sueño reparador consiste en descansar las horas necesarias para sentirte perfectamente bien al día siguiente. Lo recomendable es dormir entre siete y ocho horas.
También es importante conseguir un sueño continuado, que carezca de interrupciones, porque hay muchos factores externos que nos pueden desvelar a lo largo de la noche y esto influye en la calidad del sueño. Por eso es necesario vigilar que el espacio escogido para dormir disponga de unas condiciones ambientales adecuadas. Éstas abarcan la temperatura, la luz, el ruido, los dispositivos electrónicos o también lo cómoda que sea la cama o la ropa que usamos para dormir.
La rutina resulta esencial si queremos dormir mejor, por lo que irse a la cama en torno a la misma hora todos los días ayuda mucho en este sentido, y es una opción que debemos valorar si tenemos problemas para contraer el sueño.
Entre los aspectos que debemos tener en cuenta para mejorar nuestro sueño está el hecho de no realizar comidas copiosas poco antes de irse a dormir ni practicar actividades que nos inciten a un mayor rendimiento intelectual, como puede ser el deporte o trabajar frente al ordenador hasta altas horas de la madrugada.
Las bebidas estimulantes o el tabaco están contraindicados si queremos tener una buena calidad de sueño y de vida, por lo que en líneas generales es recomendable aparcar estos hábitos nocivos para la salud.
El estrés o la ansiedad pueden implicar alteraciones del sueño, de modo que la relajación y el tomar medidas que nos hagan evadir la mente, son fundamentales si queremos dormir bien. En este sentido, cabe destacar que la homeopatía es eficaz para el tratamiento sintomático del estrés o de los episodios de ansiedad y de los trastornos del sueño relacionados con estas situaciones. Los medicamentos homeopáticos son compatibles con otros fármacos y se pueden dejar de tomar sin temor a un efecto rebote. Además, no producen somnolencia ni afectan a la capacidad de concentración.
La fitoterapia también es una opción como tratamiento muy interesante. Plantas como: Amapola de California, Tila, Lúpulo, Pasiflora, Melisa, Mejorama, Verdena, son las más utilizadas en estos casos. También algunos amino ácidos también ayudan a mejorar la calidad del sueño. Estos amino ácidos son el Triptófano, Gaba, que intervienen de forma fisiológica en la inducción y mantenimiento del sueño.