La Coenzima Q-10 (CoQ10) se descubrió en 1957 (Crane) al aislar un componente amarillo a partir del corazón de vaca y posteriormente se determinó su estructura (2.3-dimetoxi-5-metil-6-decaprenil-1,4-benzoquinona). El dr. Meter Mitchell, obtuvo el premio Nobel de química por el descubrimiento de la CoQ10 y su papel en el metabolismo energético de las células.
El término de CoQ10 se debió a que presentaba una actividad conzimática en los sistemas enzimáticos mitocondriales. El papel fundamental y en el que más se ha investigado el papel de la Coenzima Q10 es como antioxidante de membrana. Como consecuencia de la investigación se observó grandes beneficios en diversos tipos de miopatías mitocondriales. Coloquialmente se conoce a la CoQ10 como el “barrendero” de radicales libres. Por otro lado, la CoQ10 es imprescindible para que todas nuestras células puedan convertir el oxígeno en energía.
Hoy en día se saben de muchos procesos patológicos donde la CoQ10 está involucrada como es: Fibromialgia, enfermedades cardiovasculares (Aterosclerosis, hipertensión, dislipemia) alteraciones neurológicas (Enfermedad de Parkinson, Huntington, Alzheimer,…) cáncer, diabetes, infertilidad, migrañas. Últimamente está de moda como tratamiento antienvejecimiento. En Japón (es uno de los mayores productores de CoQ10) aproximadamente 12 millones de personas toman a diario CoQ10.
En uno de los procesos que más se utiliza la CoQ10 es en la patología cardiovascular. Ésta cuando se suplementa en este tipo de pacientes, produce elevaciones en sus niveles plasmáticos, mejora la función miocárdica (músculo cardiaco). Kart Folkers es un científico estadounidense que probablemente sea el que más investigación ha realizado relacionando la CoQ10 y problemas cardiovasculares. En resumen podríamos decir que su conclusión de más de 25 años de estudios es que la CoQ10 protege al corazón al mantener unos niveles altos de energía y que es útil tanto para la prevención de problemas cardiovasculares como para tratarlos.
En el ejercicio se produce gran cantidad de radicales libres formados en la cadena respiratoria debido al mayor volumen de oxígeno respirado. En esta situación, mantener unos niveles adecuados de CoQ10 a nivel mitocondrial es fundamental y por ello es importante la suplementación de esta molécula. Por otro lado, el músculo es un gran consumidor de energía y más en las situaciones de ejercicio moderado, intenso. La respiración anaerobia tiene lugar en las mitocondrias, donde éstas transforman el oxígeno en energía. Las células musculares suelen tener gran número de mitocondrias para así obtener más energía.
Como recomendación básica y basándonos en las recomendaciones del dr. Richard Firshein, deberíamos ingerir 30 mg/día como terapia antienvejecimiento y a partir de los 40 años, duplicar esta dosis, ya que con la edad el organismo pierde la capacidad de producir por si mismo esta sustancia. En el resto de situaciones es preciso el control de un médico.